Reefer Madness es una película de propaganda contra la marihuana de 1936 comercializada por Dwain Esper. Reefer Madness es también el título suelto de la primera guerra contra las drogas en los Estados Unidos por parte de la Oficina de Narcóticos y Henry Anslinger contra cannabis sativa (hacia 1930). Los dos trabajaron de la mano para difundir la histeria y la desinformación sobre la marihuana que todavía hoy tiene cierta influencia en sectores populares y políticos.
En 1936, la película Reefer Madness comenzó a circular como una pieza de propaganda contra la marihuana. El mensaje de la película es que la marihuana es la droga más peligrosa que afecta a la juventud estadounidense. La película afirma que la hierba destruye la humanidad, convirtiendo a los hombres en monstruos y a las mujeres en rameras.
La película fue inicialmente financiada y producida por un grupo de la iglesia bajo la producción de Geoge Hirilman. Pero los derechos terminaron con el cineasta independiente Dwain Esper. Dwain Esper fue una mente maestra de las películas de explotación de la época, vendiendo obscenidades y estupideces de los años 1930 bajo la apariencia de la conciencia pública.
Ningún país es ajeno a la propaganda, incluido Estados Unidos. Un ejemplo son las películas a favor y en contra de la guerra dirigidas a la juventud estadounidense para involucrarlos más. Reefer Madness se utilizó para lanzar una campaña de marketing de noticias falsas que apoyaba la legislación contra la marihuana, incluida la Ley de impuestos sobre la marihuana de 1937 redactada por Harry Anslinger. Harry Anslinger era el jefe de la Oficina de Narcóticos y un infame prohibicionista contra el cannabis.
Reefer Madness fue el intento de Anslinger de crear un susto de narcóticos para sesgar la percepción pública del cannabis porque se sabía muy poco al respecto en la década de 1930. Anslinger estaba preocupado por la financiación de su departamento. Entre la película y la Oficina de Narcóticos, la información errónea se difundió sin evidencia científica. Abundaban las afirmaciones horribles, como que las minorías suministran marihuana como una forma de esclavitud blanca.
Han pasado casi noventa años y todavía no hemos podido cambiar algunas de las percepciones negativas y la legislación impuesta por los años treinta. Afirmaciones como que la marihuana es "altamente adictiva" y "sin valor medicinal" se han demostrado falsas en toneladas de estudios de investigación. Con suerte, a medida que los esfuerzos de legalización de la marihuana continúen creciendo y los estudios demuestren cada vez más todos los poderosos beneficios que el cannabis tiene para ofrecer, finalmente veremos una reforma positiva sobre el tema.